domingo, 8 de abril de 2012

El vacio de la experiencia

¿Acaso los años de práctica y desempeño de una labor, son dignos de mostrar la calidad, talento y desenvolvimiento en las tareas a desarrollar en el ámbito laboral?

Ante los ojos ajenos o de quienes se encargan de evaluar el personal para el ingreso a las empresas, agencias y compañías es muy posible que sí. Ya que partiendo de esto es que se determina la seguridad y confianza a generar para lograr ese vínculo armonioso y necesario ante el empleado para sugerirle las actividades a realizar.

La experiencia es una se secuencia de vivencias que no determinan en su totalidad el nivel de desenvolvimiento laboral. ¿De qué sirve una lista de experiencias en múltiples compañías si la permanencia en cada una de ellas ha sido marcadamente transitoria? El nivel de experiencia no determina en su totalidad la calidad del trabajo.

¿Cuántos trabajadores se despiden de las compañías sin razón aparente? ¿Cuántos otros no ruedan de empresa en empresa buscando una posición y reconocimiento? Tal vez la experiencia no sea más que un complejo mental socializado, o tal vez puede resultar en ese valor agregado que se le da a nuestros actos laborales.

Es muy posible que por la ausencia de la misma, se llegue a un enfrentamiento interno sobre la toma de decisiones para proponer ideas nuevas o dejar de hacerlo ante un grupo de trabajo; e incluso incursionar en el mundo laboral puede convertirse en una labor tediosa. Ser un diamante en bruto favorece enteramente a las empresas, porque ellas pueden moldear al empleado a su gusto y querencia; pero, ¿hasta qué punto favorece esta situación un crecimiento personal/laboral en cada individuo?

No sé hasta qué punto la experiencia sea un limitante en la seguridad y dinamismo que se le pueda dar a las ideas o determinaciones propias. Y cuando digo “no sé hasta qué punto” me refiero a ese lugar no existente entre el estilo personal y la variabilidad del medio y sus tendencias; y las inclinaciones que cada individuo pueda y deba tener para acomodarse en el entorno.

De qué parte se quiere o debe estar, ¿de ese lado lleno de letras en la hoja de vida que demuestran recorrido empresarial? O tal vez de ese otro lugar escaso y sobrio que va directo al grano en cuanto a labores a desempeñar y conocimientos manejados.

No se sabe cuál de las dos es mejor o peor, no se sabe que demuestra mas, si el correspondiente desempeño en una labor ó esa mutabilidad empresarial.

¿Será efectivo tener un mar de conocimientos de un centímetro de profundidad?

No lo sé... que lo diga la experiencia.

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